Sabemos de sobra que en marketing digital no basta con lanzar campañas y esperar. Y mucho menos en email marketing donde el verdadero poder de ese canal está en medir, entender esas métricas y actuar.
Muchas pymes lanzan campañas sin saber si realmente están funcionando o qué deberían mejorar. Se quedan con que hubo “buenas aperturas” o que “nadie se dio de baja”, pero ¿eso es suficiente?
Spoiler: no, no es suficiente.
Este artículo te ayudará a entender las 7 métricas más importantes del email marketing. No solo te diré cuáles son, sino también cómo interpretarlas y qué hacer si están por debajo de lo que esperas.
Medir no sirve de nada si no te lleva a tomar decisiones.
Medir sin saber qué estás midiendo es como conducir con los ojos cerrados. Las métricas no solo sirven para ver “cómo ha ido” una campaña, sino para descubrir cómo mejorar la siguiente.
Un número por sí solo no dice nada si no entiendes el contexto, la evolución o la intención detrás de cada envío.
Muchos negocios caen en la trampa de enfocarse solo en las aperturas o los clics, pero eso es como valorar una tienda solo por cuánta gente entra por la puerta. Lo importante es qué hacen dentro: si compran, si vuelven, si recomiendan…
Vamos a detenernos en cuáles son las métricas que no debes perder de vista en tus campañas de correo electrónico.
La tasa de apertura mide el porcentaje de personas que han abierto tu email respecto a los que lo han recibido.
Aunque ahora Gmail y Apple Mail introducen ciertas limitaciones en esta métrica, sigue siendo útil para saber si el asunto y el remitente despiertan interés.
Un buen dato varía según el sector, pero entre un 20% y un 30% suele ser razonable. Si estás muy por debajo, algo no está funcionando en tu línea de asunto, en el remitente o incluso en la frecuencia de envío.
La tasa de clics (CTR) te dice qué porcentaje de personas ha hecho clic en algún enlace dentro de tu email.
Es una métrica más profunda que la apertura, porque implica acción.
Un CTR típico en pymes ronda entre el 2% y el 5%. Si estás por debajo, revisa si estás incluyendo una llamada a la acción clara, si el contenido es atractivo o si estás saturando con demasiados enlaces.
Incluye una única llamada a la acción destacada, repitela si hace falta y haz que el texto sea irresistible. Usa botones en lugar de enlaces en texto, llamarán más la atención.
Mientras que el CTR mide clics respecto al total de correos enviados, el CTOR (Click-To-Open Rate) mide los clics sobre los emails que sí fueron abiertos.
Es más preciso para saber si el contenido fue relevante una vez que alguien decidió leerlo.
El CTOR ideal suele estar por encima del 10%. Si tienes buena tasa de apertura pero un CTOR bajo, puede que tu contenido no esté cumpliendo lo prometido en el asunto.
Asegúrate de que lo que prometes en el asunto se refleja de verdad en el cuerpo del email. Sé coherente y directo.
Esta métrica depende del objetivo que has planteado en cada campaña de email.
Pueden ser muy variados:
Dependerá de cada negocio.
La conversión mide cuántas personas realizaron esa acción concreta después de recibir el email.
Es la métrica que más impacto tiene en el negocio. Puedes tener pocas aperturas, pero si quienes abren terminan comprando o realizando la acción que te has planteado, vas por buen camino.
Reduce pasos entre el clic y la conversión. Usa landing pages claras, sin distracciones, y trabaja el copy del email como si fuera una carta de ventas.
Un rebote ocurre cuando el email no llega a la bandeja de entrada del destinatario.
Puede ser un rebote duro o hard bounce (correo inexistente) o suave o soft bounce (problema temporal).
Una tasa de rebote alta afecta a tu reputación y hace que tus futuros envíos terminen en spam. Mantenerla por debajo del 2% es clave para asegurar que tus emails se entregan.
Limpia tu lista de forma periódica. Elimina correos inactivos, errores tipográficos y registros falsos.
Si quieres aprender más sobre entregabilidad y qué factores determinan que un correo caiga o no en la carpeta de spam, te animo a leer esta completa guía.
La tasa de cancelación indica cuántas personas se dieron de baja de tu lista.
Aunque es normal tener alguna baja, si ves picos tras ciertos envíos, puede que el contenido, la frecuencia o el tono no encajen con tus suscriptores.
Es un buen termómetro para detectar problemas invisibles a otras métricas.
Segmenta mejor tus envíos. No todos los suscriptores tienen los mismos intereses. Y si puedes, añade una opción de “recibir menos emails” en un centro de preferencias en lugar de una baja definitiva.
El ROI (retorno de inversión) mide cuánto beneficio estás generando por cada euro invertido en email marketing.
En este cálculo debes incluir los costes de las herramientas, diseño, tiempo y resultados.
Aunque es difícil calcularlo al 100%, puedes aproximarlo relacionando ingresos obtenidos directamente por email con lo que te cuesta mantener la estrategia.
Un buen ROI en email marketing puede estar entre 30 y 40 veces la inversión, especialmente en campañas bien segmentadas.
Automatiza tus campañas más exitosas. Los correos que generan más ingresos deberían estar funcionando siempre, como un embudo permanente.
Uno de los errores más comunes es confundir métricas o darles más peso del que tienen.
Por ejemplo, no pensar que una buena tasa de apertura es suficiente para declarar el éxito de una campaña. O mirar el CTR sin tener en cuenta si el enlace realmente era atractivo o estaba bien posicionado.
Otro fallo habitual es no segmentar al analizar.
No es lo mismo una campaña para nuevos suscriptores que una para clientes frecuentes. Comparar entre sí métricas de públicos distintos puede llevarte a decisiones equivocadas.
Finalmente, muchas pymes caen en la parálisis por análisis. Tienen los datos, pero no saben qué hacer con ellos. Y ahí es donde este artículo busca ayudarte.
Si notas que tus métricas están por debajo de lo esperado, hay acciones que puedes implementar desde hoy mismo.
Te voy a dar algunas pistas.
Lo primero es revisar tu asunto: ¿es claro, atractivo y coherente con el contenido?
También puedes simplificar el diseño de tus emails, reduciendo elementos distractores y destacando una única acción a realizar. Cuanto más claro sea el camino, mejores serán los resultados.
Por último, segmenta mejor. No todos tus suscriptores quieren lo mismo. Cuanto más específico sea el mensaje, más fácil es que se convierta en acción.
Cada pyme es distinta. Compararte con promedios generales puede ayudarte al principio, pero lo ideal es que establezcas tus propios benchmarks. Revisa tus últimas campañas y fija objetivos de mejora progresiva.
Puedes decidir mejorar un 10% la tasa de clics o reducir las bajas en un trimestre. Lo importante es tener una referencia y actuar con intención.
El email marketing es una herramienta viva y tus métricas no son solo datos: son pistas que te dicen qué funciona y qué puedes mejorar.
Espero que después de leer esto sepas cómo escucharlas.